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Articles by Alyson Kieda

Resultados invalorables

Todos los días durante tres años, Colleen ha usado un disfraz o máscara diferente para saludar a sus hijos cuando bajan del autobús al volver de la escuela. Esto ilumina a todos en el autobús, incluso el conductor, que dice: «Alegra tanto a los niños en mi autobús. Es asombroso. Me encanta». Los hijos de Colleen coinciden.

En el huerto

A mi papá le encantaba acampar, pescar, buscar rocas y trabajar en el jardín de casa, disfrutando del aire libre en la creación de Dios. ¡Pero eso requería muchísimo trabajo! Aun así, los resultados hacían que valiera la pena: un césped atractivo, tomates sabrosos y rosas bellísimas. Todos los años, podaba las rosas casi a ras del suelo, pero todos los años volvían a crecer, inundando los sentidos con su fragancia y hermosura.

Actos de bondad

Meses después de perder a su bebé, Valeria decidió hacer una venta de garaje. Gerardo, un artesano vecino, compró ansioso la cuna que ella vendía. Mientras estaban allí, su esposa se enteró de la pérdida de Valeria. Cuando Gerardo se enteró de su situación, decidió usar la cuna para hacerle un recuerdo. Una semana después, emocionado, le regaló un hermoso banco. «Esta es la prueba de que todavía hay gente buena», dijo Valeria.

Lidiar con el desánimo

Después de reunir dinero durante todo el año para el «viaje de su vida», un grupo de alumnos del último grado de una escuela secundaria llegó al aeropuerto y descubrió que muchos le habían comprado pasajes a una empresa fantasma. Sin embargo, aunque tuvieron que cambiar de planes, decidieron «aprovechar la situación lo mejor posible». Disfrutaron dos días en centros de entretenimiento cercanos, que les donaron los billetes.

La importancia de las decisiones

Un instructor de natación vio que un auto se hundía en la bahía de Newark y oyó que el conductor gritaba: «¡No sé nadar!». Anthony corrió a las rocas al borde de la bahía, se quitó la pierna ortopédica y saltó a rescatar al hombre de 68 años. Gracias a eso, el hombre se salvó.

Reírse a las carcajadas

El comediante John Branyan dijo: «Nosotros no inventamos la risa; no fue idea nuestra. Nos fue dada por [Dios, quien] sabía que la necesitaríamos para transitar por la vida. Sabía que tendríamos dificultades, que pasarían cosas […]. La risa es un regalo».

Dios está escuchando

Carlos, un actor experto en artes marciales, honró a su madre cuando esta cumplió 100 años, compartiendo cómo lo había ayudado en su transformación espiritual. Escribió: «Mamá ha sido un ejemplo de fe y perseverancia». Crio tres hijos durante la Gran Depresión; sufrió la muerte de dos cónyuges, un hijo, un hijastro y nietos; y soportó muchas cirugías. «Ha orado por mí durante toda mi vida —continuó diciendo—. Cuando mi alma casi se perdía en Hollywood, ella estaba en casa, orando por mi éxito y mi salvación». Y concluyó: «Le doy gracias por ayudar a Dios a hacer de mí todo lo que puedo y debo ser».

¡Sigue hablando de Jesús!

En una entrevista, un músico recuerda que lo instaron a «dejar de hablar tanto sobre Jesús». ¿Por qué? Le dijeron que su banda podía ser más famosa y recaudar más dinero si dejaba de afirmar que su trabajo se trataba de Jesús. Después de pensarlo un poco, decidió: «El objetivo de mi música es compartir mi fe en Cristo. […] De ninguna manera guardaré silencio».

Lucha contra cosas «llamativas»

En la serie de televisión de la década de 1960, El show de Andy Griffith, un hombre le dice a Andy que debería dejar que su hijo decidiera cómo vivir, pero él no está de acuerdo. Dice: «No puedes dejar que un jovencito decida solo. Se aferrará a la primera cosa llamativa envuelta con cintas brillantes. Luego, cuando descubra que eso tiene un anzuelo adentro, ya es tarde. Las ideas equivocadas vienen envueltas con tanto brillo que es difícil convencerlos de que, a la larga, otras cosas podrían ser mejores». Conclusión: es importante que los padres sean un ejemplo de buena conducta y ayuden a «mantener lejos la tentación».

Pequeñas bondades

Amanda trabaja como enfermera a domicilio y rota entre varias residencias para ancianos. A menudo, lleva al trabajo a su hija Ruby, de once años. Para pasar el tiempo, Ruby empezó a preguntarles a los residentes: «Si pudieras tener tres cosas, ¿qué pedirías?», y a registrar las respuestas en un cuaderno. Le sorprendió descubrir que la mayoría deseaba cosas pequeñas: salchichas, pastel de chocolate, queso, aguacates. Entonces, Ruby abrió una página de GoFundMe para juntar dinero y cumplir estos deseos sencillos. Y cuando lleva los regalitos, también reparte abrazos. Afirma: «Es algo que te alienta. No hay duda».